segunda-feira, 16 de janeiro de 2012

Buscando al cadete Gorn

Miguel Ortiz estaba a cargo de la promoción, siempres nos reuniamos en una oficina que tenía en el segundo ovalo de la Av. Pardo. Un grupo de la promoción trataba de organizar y de ofrecer a nuestros promocionales alguna semblanza para el reencuentro de ese año. Miguel dió la idea de scanear las fotos que poseía cada uno de nosotros y grabarlo en un CD que sería vendido en el día del reencuentro a la promoción, incluyendo nuestro Anuario que fue publicado en su época pero que casi nadie lo tenía como un objeto de valioso recuerdo. El día del reencuentro se vendió como pan caliente,aparecían fotos de colección para la promoción, unas en blanco y negro y otras a color. Se logró scanear el Anuario de forma completa y tenerlo no de forma física pero si virtual. Las reuniones se hicieron costumbre y en donde se coordinaban acciones para unir a la promoción. Vicente Rodriguez, quien fue nuestro primer presidente reconocido por la Asociación y Virgilio Chavez eran dos de los promocionales que siempre acudian a las reuniones. Uno de ellos recibe una llamada de otro promocional, Pedro Terry informando que estaba en Lima la madre de nuestro compañero fallecido Gustavo Gorn Farfán. 

Virgilio nos informó que la madre de Gustavo Gorn volvía después de varios años para hacer una misa por el fallecimiento de nuestro compañero. Se coordinó todo por teléfono y la misa sería el día domingo en la capilla del Cementerio de la planicie. Gustavo había perdido la vida en el atentado al empresario Antonio Rosales Duran , dueño de la empresa Lima Caucho,él era seguridad del malogrado empresario y que fueron salvajemente asesinados por un grupo de aniquilamiento de Sendero Luminoso el 20 de julio de 1990, cerca del óvalo de Santa Anita. Pedro informó a la madre de Gustavo que compañeros de promoción íbamos estar presente para acompañarla en misas de honras brindada a su querido y único hijo. Gustavo como todo joven de su edad era risueño y amiguero, había hecho gran amistad con el Teniente de aquella época, Tte. Herrera, quien era jefe de compañia. Su madre siempre iba a visitarlo para saber de su estado dentro del colegio por aquellos años en que cursábamos estudios en el Colegio Militar "Leoncio Prado". Los promocionales más cercanos fastidiaban a Gustavo diciendo  que el Teniente Herrera "Caballón" era su segundo papá, él solo daba risada por eso, pero todos sabíamos que dicho teniente tenía alguna preferencia por él. Los años pasaron y cada quien salió del colegio buscando su destino, ya sea trabajando, estudiando y cada año nos reuniamos en los reencuentros. 

Coordiné con Miguel y Vicente, ellos pasarian por a recogerme para ir a la misa del día domingo. Pedro y Virgilio nos darían el encuentro en la capilla del cementerio, teníamos que estar antes de las 9 de la mañana, llegamos de forma puntual y juntos acudimos a la capilla en donde se iba a oficiar la misa por las personas fallecidas. Encontramos a Pedro Terry con su esposa y de forma discreta le preguntaron si la madre de Gustavo estaba entre los asistentes de dicho acto. Quedamos que al finalizar la misa podíamos buscar a la madre de nuestro compañero y darles los saludos respectivos. Cual sería la sorpresa que ninguno pudo distinguir la presencia de ella. Nos preguntábamos si estaríamos errados de cementerio. Solo nos quedaba preguntar en la administración del cementerio si existía una tumba con el nombre de nuestro promocional, infelizmente no tuvimos una respuesta positiva por parte de la persona encargada. 

Surgió un plan que difícil podría llevarse a cabo, y era de comenzar a buscar el nombre de nuestro compañero de promoción por cada lápida, nos dividimos por sectores para hacer más rápido la búsqueda. Casi pasamos más de dos horas tratando de ubicarlo, y no faltó amenizar con algún vocablo leonciopardino, "este cadete está cabreado", fuimos recorriendo lugar por lugar, lápida por lápida hasta que quedamos cansados de tanto buscar. Virgilio, felizmente tenía el teléfono de un familiar de Gustavo e indagó si estábamos en el lugar correcto y habló con la madre de nuestro amigo fallecido y ella también le dijo que nos estaba buscando, y pensó que no habíamos acudido a la cita. Ella resolvió invitarnos a la casa de sus parientes que vivian en La Molina, Virgilio anotó la dirección y nos dirigimos al lugar indicado. Conversando en el camino, recordábamos a nuestro compañero de promoción y cómo la madre habría sufrido la pérdida de su querido hijo. Al llegar a la casa tocámos el timbre y fue ella, la madre de nuestro compañero, la que  salió a recibirnos. Parecía la escena de la película "Salvando al soldado Ryan" ( en la cual la madre recibe la notica sobre sus hijos),  la señora estaba con un vestido negro con lágrimas en los ojos nos fue saludando y dando un abrazo, balbuceaba y agradecía por estar presente en un día de mucho recuerdo para ella. Después se calmó y nos miraba con un gesto maternal, creo que ella veia en nosotros al hijo que perdió, los años que no pudo compartir y que el destino se lo arrebató de forma violenta. Ella nos fue presentando a toda la familia que estaba en la casa y comenzamos una amena conversación. Los recuerdos fluían sin parar, anécdotas que vivivimos en el Colegio Militar, vivencias con Gustavo y todo nuestro paso por el colegio. Ella nos comentó que Gustavo siempre tenía afición por las armas y por eso se dedicó a ser seguridad y guardaespaldas, la señora residía desde hace muchos años en Canadá y que justo meses antes de que ocurriera el atentado en que perdió la vida Gustavo, le estaba tramitando la visa para viajar junto con ella.

La muerte de su único hijo para ella fue un impacto muy fuerte que lo llevará toda la vida, reside en Canadá hace hace mucho tiempo, ya no tenía ningún lazo con el Perú, solo el recuerdo del hijo que perdió y que dificilmente quedará olvidado dentro de ella. Miguel recordó que en sus carro tenía algunos CDs con las fotos de la promoción y decidió obsequiarle a la madre de Gustavo, ella quedó muy feliz y nos dijo que iba a conservar con mucho cariño el regalo de la XXXVIII promoción. Se le mencionó que el las fotos del Anuario iba a encontrar a Gustavo Gorn Farfán, quando frisaba los 16 años de edad, foto que tal vez le traería muchos episodios de la vida que compartió la lado de sus hijo. Cuando llegó el momento de retirarnos, le prometimos que íbamos a estar en contato para cualquier actividad de la promoción. Ese día no pudimos ubicar a nuestro compañero de promoción, pero quedamos con la satisfacción del deber cumplido al conocer y darles los saludos a su señora madre, Gustavo Gorn Farfán, siempre estará presente en nuestros corazones, descansa en paz.