quarta-feira, 6 de junho de 2007

Encuentro con los hermanos Colina

Cuando me propusieron tener un primer contacto con los hermanos Colina, Santiago y Carlos me pareció una buena noticia. Estar delante de ellos y ver como son realmente en vivo y en directo más aun.El día pactado, a través de un amigo, fue un día jueves. Solo sabía que estaban recluidos en el Centro Penitenciario “Sarita Colonia”. Centro que está ubicado en la zona de Gambetta, Callao. Mi amigo, un abogado penalista, fue el encargado de trasladarme hacia dicho lugar. Arribamos alrededor del medio día, hicimos los trámites usuales de rutina, mostrar el documento de identidad y el chequeo correspondiente, mi amigo ya me había aconsejado que no portara llaves, billetera ni celulares para evitar la demora y pasar por la puerta de recepción sin problemas. Los guardias del Centro Penitenciario nos miran con un poco de recelo, pero al final pasamos sin mucha demora. Tenía la idea de que el control iba hacer más riguroso y estricto. Nos trasladamos por el lugar, y viendo alrededor más parece una escuela de internamiento pero con seguridad ubicada en sus torres de vigilancia, el pensamiento que se tiene de aquellos lugares es de calamidad y hacinamiento, pero viendo aquello la realidad es otra. Delante de nosotros, hay un pequeño restaurante, y entramos para esperar al cliente de mi amigo, luego me entero que el cliente es ecuatoriano y está recluido por el delito de tráfico de drogas. El restaurante es el punto de encuentro de diversas nacionalidades, una especie de Torre de Babel. Entablamos una conversación amena con “Don César”, como lo llama mi amigo a su cliente. Pregunto en que momento, se podrá visitar a los hermanos Colina, y “Don César” me señala que después del almuerzo. Miro mi reloj y ya son las dos de la tarde, vamos al encuentro. Avanzamos un par de metros, hay una reja, en el otro lado un guardia de seguridad, nos pregunta a quienes vamos a visitar, y luego pasamos por un corredor. Son los vestuarios del coliseo cerrado que tiene el penal para las actuaciones de los reclusos, hay una puerta semi abierta delante de nosotros, tocamos y nos invitan a pasar. Es un pequeño cuarto con baño, y noto que en ese espacio solo caben con las justas dos camas. Puedo ver que Santiago es un tipo que gusta de la pulcritud, al costado de su cama tiene 5 sprays aromatizadores y otro tipo de cosas de limpieza, es un fanático de beber bebidas gaseosas porque debajo de la mesa que separan las camas hay un paquete de ellas, por su parte Carlos tiene una infinidad de papeles y libros, y un par de mancuernas que en sus momentos de encierro conjuga con el ejercicio físico. Saludamos y veo a dos tipos que están reposando después de la hora de almuerzo. Llegamos justo cuando estaban viendo una película de acción, Santiago desconecta los aparatos, y Carlos pregunta por mi nombre y el motivo de mi visita. Les explico que estoy haciendo un proyecto de reportaje para un Diplomado de Periodismo, y se interesan más cuando cito el libro “Ojo por Ojo-La verdadera historia del Grupo Colina”. Los dos me comentan que el autor de aquel libro, ha hecho una construcción a base de falsedades y que ellos jamás han dado las declaraciones como las que aparecen. En ese momento para seguir hondando en el tema, Carlos se levanta de su cama y me invita al corredor para conversar mejor. Mi amigo se queda dentro del cuarto hablando con Santiago. La conversación que empiezo a tener con Carlos es interesante, comenzamos la charla sobre el libro citado pero él prefiere hablarme de su vida militar que después comienza a hilar con cosas que en carne propia sufrió durante la lucha contra el terrorismo. El ex militar tiene un semblante de profesor de escuela nacional, me narra cada detalle con fechas y lugares, es alto y de contextura regular, ya no posee el bigote que tenía en el día de su captura. Me va señalando los motivos y sus apreciaciones sobre el libro citado, “es un mosaico de párrafos plagiados de otros textos. Ni Jara sabe lo que ha escrito”, afirma. Comienza a relatarme todos los acontecimientos y me muestra en forma detallada que en algunos párrafos del libro, el autor ha colocado frases inexactas. Entra de nuevo al cuarto y luego sale con un fólder y me muestra toda la documentación de denuncias que ha hecho al autor del libro, procuradores y medios de comunicación ante las autoridades del Poder Judicial e Indecopi. Todo es cierto, aprecio que sus declaraciones están en una sumilla extensa y que han sido presentadas a las autoridades del Ministerio Público. Pero que no han tenido las respuestas positivas que él esperaba, “todo está manejado con un interés político y nadie lo quiere asumir”. Añade que está escribiendo un libro sobre todos los acontecimientos que han sucedido a través de estos 15 años, luego me entero que el libro ya lo ha terminado y lleva como título “Detrás de la Colina- Política de Estado”, veo en su rostro una expresión de amargura y de querer gritar su “verdad”. El tiempo se pasó volando y nos avisan que debemos retirarnos. Hasta las cinco de la tarde se reciben visitas, quedamos para seguir conversando sobre el famoso libro en otra oportunidad y nos despedimos de los dos personajes. Mientras recorro hacia la puerta de salida, pienso que son dos personas comunes, y que han tomado notoriedad a través de su protagonismo en los hechos que todos conocemos. La justicia y el tiempo serán quienes los juzguen, en eso creo que todos estamos de acuerdo...

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